domingo, 2 de noviembre de 2014

CAJA DE HERRAMIENTAS

CAJA DE HERRAMIENTAS.

INTERTEXTO.




El intertexto lector

Antonio Mendoza Fillola

Universidad de Barcelona



«El texto literario se inserta en el conjunto de los textos: una escritura es réplica (función o negación) de otro (de otros) texto(s). Por su manera de escribir leyendo el corpus literario anterior o sincrónico, el autor vive en la historia y la sociedad se escribe en el texto».

J. Kristeva, Semiotiké. 1969: 235.               



«La intertextualidad es una red de citas donde cada unidad de lectura funciona no por referencia a un contenido fijo, sino por activación de determinados códigos en el lector».

M. Worton & J. Still,
Intertextuality: Theories and practices.
New York. Manchester University Press
.1991: 20.1




      
       

EDUCACIÓN LITERARIA E INTERTEXTO LECTOR.

La educación literaria tiene el fin de formar lectores capaces de establecer la eficaz interacción entre el texto y el lector que conduzca a este a la comprensión-interpretación y a la valoración estética de las producciones culturales y literarias2. La concepción didáctica de la educación literaria -teniendo en cuenta las orientaciones cognitivas y la funcionalidad de los conocimientos previos- toma como eje la actividad del lector y los procesos de la recepción. Por ello se desarrolla a través de actividades formativas que favorecen la interconexión de saberes y de contenidos, que desarrollan la habilidad lectora para que el lector sepa establecer su interacción con el texto y de actividades que fomentan la cooperación del lector con el texto, de modo que de ese conjunto de actividades resulte la re-creación de la obra y la construcción de unainterpretación coherente y adecuada.
La educación lecto-literaria se culmina, en suma, con la consolidación de la habilidad para formular expectativas, de elaborar inferencias, de construir hipótesis de significado, que son actividades esenciales en el proceso de lectura, y se complementa con la capacidad del lector para reconocer la intencionalidad del texto. De este modo, el resultado final de ese conjunto de actividades de recepción es la interpretación del texto.
La educación literaria es un proceso que incluye distintas facetas y que siempre está en dependencia con la formación del lector. La atención didáctica de la formación del lector tiene por eje de observación a la actividad del lector y a los componentes que intervienen en los procesos de la recepción.
La formación lecto-literaria (con especial incidencia en las actividades que se desarrollan en el proceso de lectura) se apoya en el espacio que delimitan las habilidades de lectura, la competencia literaria y la experiencia lectora. La competencia y la experiencia literarias tienen como referente un determinado canon, o sea el conjunto de obras que el aprendiz ha leído (ya estén incluidas o no en el currículo escolar o en un canon filológico). La relación entre estos componentes la mantiene el intertexto lector, que equilibra, gestiona y pone en conexión las distintas aportaciones del lector.
La recepción lecto-literaria es una actividad personal que está condicionada por los conocimientos y las referencias culturales del individuo, que componen su competencia literaria y su intertexto lector. Y así se puede afirmar que «el diálogo intertextual, en última instancia, se verifica y cumple plenamente en la conciencia que ofrece el espacio psíquico del lector». (C. Guillén, 1985: 325). Es decir, la construcción del significado de un texto depende de la activación de unos determinados conocimientos, en respuesta a los estímulos textuales.
Por otra parte, la aproximación hermenéutica a las obras literarias siempre es una búsqueda de (co)rrelaciones y/o contrastes con otras producciones: los rasgos intertextuales han de ser detectados para alcanzar el efecto previsto por la obra/autor. Y las actividades de recepción literaria requieren la implicación del lector en la construcción del significado de obras y textos concretos.
Cada acto de lectura/recepción activa conocimientos previos y a la vez enriquece la experiencia literario-cultural, es decir activa y amplía el intertexto del lector. Y, cuando se activan los conocimientos de la competencia literaria, el lector establece las conexiones que requiere el texto y, gracias a ellas accede al significado, es decir a la comprensión e interpretación del texto.



Intertextualidad: teoría, desarrollo, funcionamiento.


El concepto de intertextualidad derivado de la teoría bajtiniana resulta sumamente rico en implicaciones para el análisis de la narrativa, y especialmente para la novela. Debido a que la actual teoría de la intertextualidad -tal como está planteada en los escritos de M. Bajtín bajo el término de dialogismo- ha experimentado algunas modificaciones para adaptarla a las características de la novela moderna, me ha parecido conveniente trazar el recorrido del término desde los planteamientos de Bajtín hasta las reflexiones que se realizan en la actualidad en una serie de trabajos sobre el tema. Una vez esclarecido el panorama, veremos algunos ejemplos del funcionamiento del concepto en dos novelas modernas.
1. 2. El estudio de la intertextualidad plantea varios problemas. Algunos de ellos derivan de modificaciones ya en el interior de la   —140→   teoría bajtiniana, otras del corpus original al que fue aplicada la noción de dialogismo. Sobre este punto insiste Julia Kristeva (1984). Si Bajtín, al hablar de la novela polifónica, cita como ejemplos a Rabelais, Swift y Dostoievski, la novela polifónica moderna implica una ruptura con respecto a la función del diálogo en los escritores anteriores al siglo XX. Kristeva señala que el diálogo se hace «ilegible» en Joyce e interior al lenguaje en Proust y Kafka, lo cual representa una diferencia con respecto a la novela estudiada por Bajtín. La ruptura mencionada tuvo lugar a finales del siglo XIX, y a partir de este momento el problema de la intertextualidad -del diálogo intertextual- se plantea como tal. De hecho la teoría bajtiniana se deriva de esta ruptura que no es sólo literaria, sino también social, política y filosófica, y se extiende a toda la historia literaria como principio de toda subversión y productividad textual contestataria (Kristeva 1984: 128).
También la manera en que la teoría de Bajtín ha sido difundida puede constituir un obstáculo para la aplicación de sus ideas en el momento de enfrentarnos al texto. Las interpretaciones, reelaboraciones y desarrollos del principio dialógico, unidos al hecho de la traducción -e incluso al hecho de que en una época Bajtín no publicara nada bajo su nombre; es conocida su asociación con Voloshinov y Medvedev- han conducido a un manejo muy variado, y no siempre acertado, de sus propuestas.